RECUERDOS
“La identidad está ligada de modo indisoluble a la pasión de la memoria, pues le proporciona los elementos que necesita para proyectarse en el tiempo y darle una estructura coherente… [la identidad] se abre constantemente con el fluir de los pequeños recuerdos particulares que la enriquecen y le dan dinamismo”. Ferreyra, Alejandro (2008): Memoria de los vientos. La identidad como construcción. Córdoba, Babel; pág. 11.
Entre 1978 y 1982, años marcados por acontecimientos históricos como el Mundial de Fútbol del ’78 y la Guerra de Malvinas, las aulas del Normal 4 fueron un escenario donde las vidas cotidianas de adolescentes se entrelazaban con los cambios y tensiones de la Argentina de aquel entonces. Para reconstruir la memoria de este período, los objetos que nos pertenecieron y se relacionan con el entorno escolar no son simples reliquias; son portadores de historias, emociones que permiten comprender el impacto de aquellos años en nuestras vidas.
El guardapolvo blanco, símbolo de pertenencia en un contexto marcado por el autoritarismo, resguardaba las diferencias individuales. En sus bolsillos guardábamos cartas, chicles (que tampoco te dejaban comer en las clases) machetes para copiarnos en las pruebas y otras muchas pequeñas cosas que nos hacía cómplices de sueños adolescentes en medio de un clima represivo. A pesar de que estaba prohibido firmar los guardapolvos al terminar 5to. año, muchas de nosotras lo hicimos y lo guardamos. El ritual de firmarlos, era una manera de cerrar una etapa y la despedida del colegio, un testimonio visible de las emociones, vínculos y pensamientos de una generación. Las dedicatorias y mensajes escritos con marcadores o biromes no solo reflejaban los deseos, bromas y promesas de amistad entre nosotras, sino que también estaban impregnados del contexto social y político del que formábamos parte.
Las fotografías preservaron momentos espontáneos, el viaje de egresadas, las competencias deportivas, actos escolares, el bar de Julio al que todas íbamos a comprar algo, etc.

Voces que también son memoria
En esta sección reunimos breves audios de compañeras que quisieron dejar su huella con recuerdos de su paso por el Normal 4. Son fragmentos, instantes, emociones que se suman a este mosaico de memorias compartidas. Porque cada voz, por más breve que sea, amplía y enriquece esta historia colectiva.
Los papeles para escribir cartas, estaban ilustrados por Snoopy, Kitty, Sara Key . Los posters con frases de Mario Benedetti, Juan Salvador Gaviota y otros que nos regalábamos unas a otras. Los libros que algunas guardamos todavía : El Principito, Demian, Siddhartha y otros. Las agendas personales, decoradas con adhesivos, dibujos, mensajes, chistes, son un archivo íntimo que revela los intereses, las preocupaciones, las frases preferidas, las fechas de las evaluaciones, lo que “había que estudiar”, las canciones de la época. En este sentido, la música, nos permitió apropiarnos de un espacio simbólico de resistencia frente al silencio que imponía el contexto político. Los discos de vinilo y los cassettes con canciones que compilábamos en forma casera se transforman en archivos sonoros de los sentimientos colectivos de una generación.Rescatar estos objetos y reconstruir sus significados a partir del diálogo con quienes los vivieron ocupa un lugar central en la reconstrucción de nuestro paso por la escuela secundaria. Cada uno de ellos es un puente entre el pasado y el presente, que nos permite entender cómo vivimos al Normal 4 entre 1978 y 1982.